Si la historia de Willy Bárcenas (Madrid, 35 años) se llevase al cine, la película empezaría con esta escena. 15.000 personas coreando sus canciones. Y, encima del escenario, la soledad. La que solo puede sentir un hijo único con un padre (Luis Bárcenas, extesorero del PP condenado por la trama Gürtel) y una madre (Rosalía Iglesias), a la vez, en la cárcel. El éxito de puertas para afuera mientras en casa todo arde. Una doble vida surrealista. “Los viernes por la mañana iba a Soto del Real; a mediodía, a Alcalá Meco, y por la tarde me subía a la furgoneta para irme de gira, pero nunca me ha gustado ser un penas. Cuando lloraba, lloraba solo”, reconoce y da un sorbo a un bloody mary en una azotea frente al Retiro. A medida que atardece, Bárcenas se va haciendo transparente. Incluso, sobre lo que prefiere olvidar. Maduró a golpes, entre juicios, espías y paparazis. Salvador de su familia, encontró en la música su propia salvación. Una década después de su primer disco y con sus padres en libertad, Taburete es una banda consolidada en el pop-rock en español. Y su líder, el protagonista sin quererlo de un thriller que cada vez siente más lejos.P. ¿Ha llegado su redención?R. Durante mucho tiempo, me levanté con un puñal clavado en el pecho, pero todo ha pasado. Estoy liberado y feliz. P. ¿Ya no sufre los prejuicios?R. Hay gente que todavía dice que hacemos música para pijos o fachas. Son etiquetas absurdas y un signo de inmadurez. Nuestro público se ha ampliado mucho. En los conciertos de Latinoamérica viene gente con estilo heavy y me hace mucha ilusión.Más informaciónP. Muchos artistas dicen que es “un tío muy majo”. ¿Ha tenido que exagerarlo?R. En los inicios, algunos me dejaron con la mano colgando varias veces, pero ya no. Te tengo que dar la razón… Con mi apellido, doy un plus de simpatía para remarcar que no soy el gilipollas que algunos piensan. La gente tiene unas ideas sobre mí que no se corresponden con la realidad. Soy abierto, nada radical, me entiendo con todo el mundo.P. Precisamente, su última polémica ha sido por cambiar de opinión sobre Donald Trump y decir que le ha decepcionado.R. Y me ha hecho daño porque han ido a por mí los anti-Trump y los pro-Trump. Sé que no soy experto en política internacional, pero tengo el mismo derecho a dar mi opinión que una persona de izquierdas. Parece que pensar diferente desacredita tu música. ¿De verdad nos vamos a poner a analizar el árbol genealógico o la ideología de todos los artistas?Tengo el mismo derecho a dar mi opinión que una persona de izquierdas”P. También habló de la “dictadura woke”. ¿Qué quiso decir?R. Bueno, me pasé con la palabra dictadura, pero no me gusta que se manche el arte con política, como sucede en los Oscar. A eso me refiero con lo woke. Parece que si te sales del pensamiento único eres un fascista, pero para mí un fascista es el que intenta imponer su pensamiento.P. Sorprendió que defendiese a Dani Mateo cuando le imputaron por sonarse los mocos con la bandera de España.R. ¡Y mira que Dani Mateo y El Intermedio le han dado a saco a mi familia! No me hizo gracia esa broma, pero no me ofendió. Tengo que entender y respetar que la bandera no signifique lo mismo para el de al lado. El humor es el humor. Y si no te hace gracia, no lo consumas, pero demandar en la justicia no lo puedo entender.P. En Roto y elegante canta “me condeno a no guardar rencor”. ¿Lo ha conseguido?R. Sí, por ejemplo, Ana Morgade hizo muchas coñas de Taburete en su día y cuando trabajamos juntos empezamos de cero. No me conocía, era su papel, ya está. Un comentario, una broma, siempre se puede perdonar.P. ¿Y rencor hacia la política?R. No, mi familia está ya fuera de todo… En las últimas elecciones ni he votado. No veo nada que me represente.P. Un poco peligroso ese discurso, ¿no?R. Te tiene que importar tu país, pero cuando ves que el nivel es tan malo… No vivimos en una democracia real.R. ¿Qué es una democracia real?R. Una en la que si no cumples el programa electoral, tengas que irte. No sabemos lo que estamos votando.”En España, cuesta más encontrar voces con personalidad”, explica Willy Bárcenas.Jaime VillanuevaP. ¿Cómo compaginó el éxito con la presión de tener a sus padres en prisión?R. Lo he pasado muy mal, pero intentaba que no me viesen triste, sacar fuerza y pensar: “Están sanos, cuando esto pase, estaremos juntos otra vez”. La unión familiar no se ha roto, no ha habido reproches. Sentí que como hijo me tocaba echarle huevos y devolverles el amor que me habían dado.P. ¿Los hijos también lo perdonan todo?R. Por supuesto. Mi padre pagó con siete años de cárcel, otros ni han entrado. Si han sido unos buenos padres, ¿les vas a dejar tirados porque todo el mundo les da de lado? ¿Tú lo harías? Un hijo no puede hacer eso.P. ¿Qué fue lo más duro?R. Cuando mi madre me llamaba al móvil a la misma hora que mi padre al fijo de casa para que juntase los teléfonos y que pudiesen hablar entre ellos dos minutos. Ella entró durante la pandemia y no hubo visitas durante nueve meses. Fue una locura. Nunca esperé verla en la cárcel. Era inocente. Jamás supo nada.Mi padre pagó con siete años de cárcel, otros ni han entrado”P. ¿Cree que no fue un juicio justo?R. Sí, habría que hacer una entrevista solo de esto. Hay jueces parciales, de un lado y del otro. En ese momento, interesaba tensar al máximo las cosas con mi padre para hacer saltar todo por los aires y sabían que la manera era tocar a mi madre. Ahora también habrá jueces que vayan a por el PSOE porque interese un cambio de rumbo.P. El lawfare, por ejemplo, ha quedado demostrado con Podemos.R. Completamente, pero igual que reconozco que ha habido ese lawfare contra Podemos también pido que se reconozca cuando lo hacen contra otros. No puede ser que el Tribunal Constitucional lo elijan los partidos políticos. Igual que la televisión pública. Pero si ahora llega el PP no dirá nada porque estarán mandando los suyos.P. ¿Se sintió solo aquellos años?R. Sí, pero tenía la vía de escape de Taburete. Gracias a la música he conseguido ganar dinero y arreglarles la vida a mis padres, y eso para mí tiene un valor increíble. Si alguien no quiere venir a mis conciertos por eso, que no venga. Otra cosa sería si hubiese estado jodido de pasta cuando a mis padres les quitaron todo.P. ¿El éxito neutralizaba el drama? R. Había mucho sufrimiento, pero hay gente que se recrea en lo malo y yo pienso que todo puede ir a mejor. Aunque, a veces, sea un exceso de optimismo, es mi manera de vivir y sobrevivir. Mi padre pagó con siete años de cárcel, otros ni han entrado”P. El juicio del caso Kitchen está previsto para el año que viene, ¿por qué se ha presentado como acusación particular?R. Quiero saber quién me estuvo vigilando durante meses, quién mandó a un tío a secuestrarme a mi casa [Enrique Olivares fue condenado por asaltar, retener y amenazarle a él y a su madre, haciéndose pasar por un cura en 2013]quién puso a un chófer que era un espía para controlar mis pasos y los de mi familia. ¿Sabré la verdad? Probablemente no, pero, bueno, ahí estoy.P. ¿Y ese escepticismo?R. No confío en la justicia ni tengo fe en que haya una resolución clara y paguen por lo que nos hicieron. Así que prefiero ir con las expectativas bajas para no llevarme ninguna desilusión. Puedo confiar en la justicia ordinaria de casos concretos, pero aquí hay tantos intereses políticos que es difícil que salga la verdad.P. ¿Tiene secuelas del secuestro?R. Aun teniendo en cuenta la gravedad, no tengo miedo cuando llaman al telefonillo ni pienso si van a entrar en casa por la noche, y eso que hubo muchos momentos que decían que estábamos en peligro. Nunca he sido cobarde. ¡Que venga el siguiente! [Se ríe].P. ¿Siente la presión del público para componer canciones como las del primer disco?R. ¡Los puristas están ahí! Pero ya no me sale hablar de los motes de mis colegas, de la noche o de chorradas. Cada vez me cuesta más hacer canciones animadas y tiro a melancólicas. No soy Ismael Serrano, pero quiero un poquito más de profundidad.P. ¿Por qué le pasa esto?R. Por la edad, imagino. Sigo teniendo un alma joven y me gusta la fiesta, pero cuando la vida te da golpes, te apetece más abrirte. Al principio, camuflaba las letras para no sentirme vulnerable, pero con canciones como Penúltimo beso, dedicada a mi madre, he empezado a hablar más claro.P. Al principio, les rechazaron las grandes discográficas. ¿Cree en la meritocracia?R. Existe, pero no es igual de fácil para todo el mundo. No lo tiene igual un tío que venga de un barrio humilde sin relaciones que uno que nazca en una familia con contactos.P. Fundó su sello, Voltereta, para tener más libertad. ¿No hacen contratos abusivos?R. Si te soy honesto, sigo pensando que todas las discográficas, incluida la nuestra, deberían mirar más por el artista. Tenemos mejores condiciones que una grande, pero los contratos deberían ser más cortos y haber un mayor margen económico.P. ¿Hay un resurgimiento de las bandas?R. Sí, pero el reguetón y lo urbano tienen melodías tan fáciles que hacen que sea lo que más se escuche. La verdadera música está en una banda en directo sin filtros. En España, cada vez cuesta más encontrar voces con personalidad.P. ¿Bárcenas ya es el padre del de Taburete?R. Para muchas generaciones, sí. Sabía que cuando mi padre pasase de moda, yo seguiría aquí. Ojalá para siempre.En el límite del bien y del malJusto en el límite del bien y del mal ha pasado Willy Bárcenas gran parte de su vida. “Nuestro próximo disco es un viaje que trata sobre el personaje que llevo dentro que me lleva a la tentación. Porque vivo constantemente en la dualidad de querer hacerlo bien, pero caer y fracasar”. Su primer single se llama Primer intento. ¿Hoy está más cerca del bien o del mal? “Para superar las zancadillas que me ha puesto la vida me he apoyado en el vicio y en la noche, pero me he dado cuenta de que con la rutina, el control, el deporte, el saber decir que no, es realmente donde soy más feliz. Y todo este cambio viene del amor”.

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