Hans van Manen, el coreógrafo neerlandés y maestro de ballet más famoso de su generación, fallecido el 17 de diciembre a la edad de 93 años, deja un legado de más de 150 obras que traspasaron las fronteras de Países Bajos. Su muerte ha sido anunciada este miércoles por la Ópera y Ballet Nacionales, y deja una profunda huella en la danza contemporánea con un estilo de gran poder expresivo y pleno de erotismo. Con una carrera que abarcó seis décadas, sus obras forman parte del repertorio de más de un centenar de compañías mundiales y son interpretados en todo el mundo. Creó también para la televisión y le encantaban las películas de baile de los artistas estadounidenses Fred Astaire y Ginger Rogers.Nacido en 1932 en lo que hoy es el municipio de Amstelveen, cercano al aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol, Van Manen estudió con la bailarina y coreógrafa de origen lituano Sonia Gaskell. Se unió después al Ballet de la Ópera de Países Bajos, y a los Ballets de Paris, del maestro Roland Petit. En 1955, su primera coreografía se tituló Olé Olé, la Margarita. Con la tercera, llamada Feestgericht, recibió el Premio Estatal de Coreografía. Su estilo era simple y preciso, pero también clásico y académico, y centrado en las relaciones humanas sin recurrir a excesos.El rey neerlandés Guillermo Alejandro coloca a Hans van Manen la medalla honoraria de Arte y Ciencia de la Orden de la Casa de Orange, en 2018.ROBIN UTRECHT (ANP/AFP via Getty Images)Van Manen fue director artístico del Nederlands Dans Theater, y después su coreógrafo residente. Esta última labor la realizó en el Het Nationale Ballet, dos de los conjuntos más prestigiosos de Países Bajos. Sus bailarines y los de una tercera, Introdans, se consideran los guardianes de su repertorio, interpretado en un centenar de compañías internacionales. Entre ellas, el Ballet de la Ópera de París, el Ballet de San Francisco, el Ballet de Stuttgart, el Ballet Estatal de Viena, el Ballet de Houston, o el Ballet Nacional de Japón. A lo largo de su carrera trabajó además con bailarines famosos, como Rudolf Nureyev o Natalia Makarova, o la española Sol Léon. En 2021, el coreógrafo creó la Fundación Hans van Manen, y otorgó la custodia de su obra al Het Nationale Ballet. Los derechos de autor, sin embargo, son propiedad de su marido, Henk van Dijk. Además de coreógrafo, Van Manen fue un fotógrafo que expuso internacionalmente. En 2024 decidió donar todo su archivo fotográfico al Rijksmuseum de Ámsterdam. En 1988, aceptó una cátedra extraordinaria en la universidad neerlandesa Radboud, de Nimega, diciendo esto: “La danza expresa danza y nada más”. Pero Ted Brandsen, director del National Ballet, ha dicho ahora que su arte “perdurará en los cuerpos de los bailarines que interpretan su obra y en los ojos de innumerables espectadores”

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