Tuvieron que pasar 5.707 aspirantes a médicos especialistas para que alguno se decidiera por Análisis Clínicos. Hasta 18 turnos después, ninguno lo hizo por Medicina del Trabajo. Y hubo que esperar al 7.077 para que alguien eligiera Bioquímica Clínica. Son las especialidades que más han tardado en ser elegidas por alguno de los más de 13.000 graduados que han aprobado este año el MIR y que están hasta el 28 de mayo escogiendo las 9.009 plazas ofertadas en toda España.El sistema funciona así: eligen primero los que más nota sacaron en el examen y continúan en orden hasta agotar todas las plazas (aunque en los últimos años han quedado vacantes de Medicina de Familia). La elección es doble: especialidad y centro donde se hará la residencia. La primera en agotar sus plazas fue dermatología, que este año lo hizo en número récord: en el puesto 542. La siguieron Cirugía Plástica, Oftalmología y Cirugía Oral y Maxilofacial. Este viernes todavía quedaban plazas en Geriatría, Salud Pública, Medicina de Familia, Microbiología y Farmacología, además de las tres mencionadas al principio.Las sociedades médicas de las especialidades que más han tardado en elegirse miran con preocupación el no ser atractivas para los estudiantes. Tanto la de Medicina de Laboratorio (Semedlab, que engloba Análisis y Bioquímica clínica, a punto de fusionarse en una sola con el nombre de Laboratorio Clínico) como la asociación de Especialistas en Medicina del Trabajo (Aeemt) aseguran que son necesarios nuevos especialistas, que hace falta relevo generacional y que la empleabilidad en ambas es muy alta. Juan Carlos Rueda, presidente de Aeemt, añade que además de mucha demanda de profesionales, en su especialidad hay “gran calidad de vida, conciliación familiar” (puesto que no suele haber guardias) y “buena remuneración”. Confiesa que no entiende muy bien por qué los graduados en medicina han sido tan reticentes en elegir lo que él considera “una especialidad muy atractiva”. Otros años no ha tardado tanto en ser seleccionada, pero ya en 2024 estuvo a punto de quedar sin cubrir una vacante, que fue finalmente seleccionada en el turno extraordinario, una repesca para adjudicar las plazas que se quedan sin escoger tras la primera ronda.“Nos falta darnos a conocer. Tenemos que estar más presentes en las aulas, y aunque algunas facultades tienen la asignatura, muchas otras no. Llegar así al estudiante es muy difícil, y lo que no conocen no pueden elegirlo”, argumenta Rueda. Para paliar esto, la Aeemt procura acudir a las academias de preparación de MIR para “ampliar las miras” de los futuros residentes. Las salidas de esta especialidad son muy variadas. Se puede trabajar en una empresa a cargo de los reconocimientos médicos y los planes de promoción de salud, o hacerlo en un servicio externo para las compañías con un equipo multidisciplinar. Existe también la posibilidad de trabajar en la pública, dentro de un hospital para velar por la salud de sus trabajadores. “Si te gusta más lo asistencial, te pueden contratar en la puerta de urgencias de mutuas o de hospitales públicos, donde buscan mucho perfil de Medicina de Trabajo por la experiencia en trauma. Pero si no quieres ver pacientes, puedes dedicarte más al tema legal y pericial: somos el perfil más demandado para hacer informes de valoración médica”, explica el presidente de Aeemt, que añade la posibilidad de estudiar oposiciones para la inspección médica de la Seguridad Social.Por último, aunque no es el destino que a Dueñas le gustaría para los especialistas, confiesa que los médicos del trabajo también tienen una gran demanda en el extranjero, con sueldos que pueden triplicar a lo que les pagan en España.Las posibilidades de la medicina de laboratorioEn el caso de las especialidades de Análisis y Bioquímica clínica, ya llevan años siendo patitos feos del MIR. Pastora Rodríguez, de la junta directiva de Semedlab, también cree que el problema de fondo es un gran desconocimiento: “No solo entre quienes van a elegir plaza MIR, sino incluso dentro de los hospitales. No saben realmente qué hacemos, ni cómo, ni el volumen de decisiones clínicas que tomamos a diario”.“Somos una especialidad diagnóstica, transversal, que participa en el manejo de prácticamente todos los pacientes”, defiende Rodríguez, que recuerda que Laboratorio Clínico es la única vía oficial de formación en aspectos clave como la genética o la reproducción humana: “Abarcamos todas las etapas del proceso diagnóstico en genética clínica: solicitamos las pruebas, las procesamos, interpretamos los resultados, elaboramos los informes y hacemos el consejo genético. En muchos casos, como en las enfermedades oncológicas, el componente genético es determinante para el enfoque terapéutico que hará el Oncólogo”.La formación en esta especialidad abarca una amplitud metodológica muy amplia: “Se utilizan tanto técnicas manuales como automatizadas, y tecnologías avanzadas como la secuenciación o la espectrometría de masas. Hay mucho contacto con el paciente en áreas como la reproducción asistida o la genética, donde se realiza actividad de consulta médica”.Rodríguez entiende que “no se puede pedir a un estudiante que conozca al detalle todos los planes formativos antes de elegir”, pero sí cree que “deberían tener una idea más realista de las expectativas de futuro que ofrece cada especialidad”. En el caso de Laboratorio Clínico, cree que esas expectativas son inmejorables: “Hay un enorme campo de desarrollo. No hay momento reciente de la historia con unas salidas profesionales tan buenas como las actuales. El problema es que no hay suficientes especialistas para el relevo generacional de los profesionales y abarcar la demanda creciente”.Esa escasez se explica en parte por la propia estructura del sistema. “Muchos laboratorios hospitalarios se organizaron en una misma época, y sus profesionales están ahora en edad de jubilación. Pero durante años se formaron pocos residentes en esta área. Debido a la demanda asistencial creciente y la cronicidad, la variedad de pruebas, áreas diagnósticas diferentes y las tecnologías emergentes, no hay suficientes especialistas para asumir todas las tareas”.Rodríguez mira hacia el futuro con optimismo, también desde el punto de vista tecnológico: “La inteligencia artificial está basada en datos, y nosotros somos los grandes gestores de datos clínicos. Hace tiempo que la aplicamos en nuestra práctica diaria, porque sin algoritmos y ciencia de datos no podríamos manejar los millones de resultados que generamos cada día. Nuestra actividad está perfectamente alineada con el futuro de la asistencia sanitaria y la investigación”.

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