Hay un vídeo durante un evento por Los cuatro fantásticos donde se ve a Pedro Pascal tocando el brazo de la actriz Vanessa Kirby, su compañera en la película de Marvel, y cómo ella le busca la mano para agarrársela porque sabía que era la forma de ayudarle con la ansiedad en eventos que él contó públicamente que sufre. En el estreno de Gladiator II, el pasado noviembre, Pascal se agachó a colocarle el vestido a su hermana Lux para la alfombra roja; y en el último festival de Cannes, mientras ella posaba, él le hacía fotos mientras le decía a todo el mundo a su alrededor “es mi hermana”. Entre sus últimas publicaciones en Instagram hay un vídeo contra las deportaciones de Trump y otro sobre el fin de la financiación estadounidense a la línea para la prevención del suicidio del colectivo LGTBIQ+.Pascal usa el apellido de su madre, es migrante, exiliado junto a su familia de la dictadura chilena ―asilados en Dinamarca antes de mudarse a Estados Unidos―, hermano de Lux, actriz y modelo trans, y ha cumplido este año 50. No fue hasta entrados los 40 cuando empezó a subir escalón tras escalón en el cine y en las series. Narcos, Juego de Tronos, The Mandalorian, The Last of Us, Gladiator II, ahora uno de los héroes de Marvel, película para la que ahora está de gira. Y en agosto estrena Materialist, la última película de Celine Song (la directora de Vidas pasadas), y donde interpreta a un hombre en una relacion poliamorosa del que cualquiera se podría enamorar.Pedro Pascal y Bella Ramsey en una escena de la segunda temporada de ‘The Last of Us’.Max En 2023 la revista Time lo colocó entre las 100 personas más influyentes del mundo. Desde el año pasado, su presencia mediática y su alcance está siendo exponencial. Es ya uno de los actores más buscados de la industria, uno de los más populares en Hollywood, entre sus compañeros y compañeras de reparto, y también uno de los considerados como más atractivos. Pero no es eso, o no es tanto esto último como todo lo anterior lo que ha levantado un fenómeno en países de todos los continentes, entre mujeres, entre la comunidad LGTBIQ+ e incluso entre algunos hombres. ¿Qué está pasando? Nerea Aresti, profesora y doctora de la Universidad del País Vasco y doctora también por la State University of New York, es especialista en historia de género y responde que en tanto “muchas mujeres heterosexuales han elevado sus expectativas para con los hombres” en las últimas décadas, “muchos hombres deberán entender que el juego ha cambiado, sobre todo, en que no existe un único modo de ser hombre”. Y afirma que “aunque algunas mujeres siguen ancladas en arquetipos tradicionales y machistas, otras muchas buscan un modelo de hombre distinto”. Es el hombre que toda hetero o bisexual quisiera tener a su ladoCarolina MeloniY esa expectativa “es individual, pero es también colectiva”. De ahí, parte de ese furor en masa hacia Pedro Pascal, u otros hombres como él, que “ofrecen alternativas, alternativas sexis además, al modelo potenciado por la manosfera, los incels y, en general, todas esas masculinidades que se revuelven frente al cambio y se atrincheran para defender unos privilegios que sienten amenazados”. Y le parece “importante que los haya”. Corren por las redes memes que dicen que Pascal “no es solo un hombre. Es un movimiento”, y posts como “hay muchas sexualidades, pero lo único que todos tenemos en común es que nos sentimos atraídos por Pedro”, o “soy lesbiana, lo que significa que me atraen las mujeres y Pedro Pascal”. La filósofa Carolina Meloni dice que “es el hombre que toda hetero o bisexual quisiera tener a su lado”. Y Meloni se ríe, pero lo piensa realmente: “Lo amamos por su posicionamiento político, por cómo se ha situado desde un lugar de privilegio como actor frente al genocidio en Gaza, el avance del fascismo o los recortes de derechos del colectivo LGTBIQ+. Y lo amamos por la masculinidad que tiene”. Porque todo lo que está ocurriendo alrededor de él tiene que ver con ese fondo que apuntaba Aresti y que no es una fiebre masiva de groupies por un actor guapo más.¿Belleza? Sí, pero no es (solo) esoValèrie May, divulgadora, escritora y orientadora sexual, coloca la parte física a un lado: “Brad Pitts hemos tenido, tenemos, muchísimos, Pascal despierta en nosotras otra cosa, todo lo que hay detrás, una persona que no pone en cuestión su masculinidad propia, sino que es esa masculinidad propia la que ha puesto en cuestión la tradicional”. Pedro Pascal en Berlín, el 8 de julio de 2025, antes de un evento por ‘Los cuatro fantásticos’.Annette Riedl (AP)Pascal “no piensa si lo que hace o dice es más o menos masculino, se muestra humano: vulnerable, frágil, todo lo que el patriarcado ha dicho siempre que es femenino y por lo tanto, malo. Coge esa masculinidad más hegemónica y le da la vuelta. Convierte la vulnerabilidad y la ternura en algo sexy, erótico, porque lo es”. Según May, lo que se ve de él es que es alguien que sostiene, acompaña y protege, no desde la imposición o la pertenencia, sino desde el cuidado: “Que se relaciona de tú a tú, y no hay mayor espacio de libertad que ese en el que el otro te trata como una igual”. El cambio culturalVa “mucho más allá de que sea el daddy de Internet del momento”, cuenta Camilo Aguilera, psicólogo, profesor de la Universidad Autónoma de Chile y divulgador de salud mental, que hizo hace poco una publicación que se viralizó en Chile sobre cómo el deseo hacia Pascal puede tener también raíces en los llamados daddy issues, ese nombre que se ha dado culturalmente a los problemas derivados de tener un padre ausente, o poco afectivo, o autoritario. Entonces, explicaba en el post, aparece Pedro Pascal: “Cuida a baby Yoda, protege a Ellie en medio del apocalipsis, tiene cara de cansado, pero siempre vuelve a salvarte. No es tu papá, pero es el papá que quizás necesitabas. ¿Por qué conecta tanto? Porque encarna en sus personajes esa imagen de una masculinidad que muchas personas no tuvieron en sus padres: cálido pero firme, protector pero no controlador, vulnerable sin dejar de ser fuerte”.Pedro Pascal en Londres durante un pase especial de ‘Thunderbolts’, el 22 de abril de 2025, con una camiseta que hace referencia a la protección de las mujeres trans.Joe Maher (Getty Images)Pero esos posibles daddys issues no dejan de estar conectados con todo lo que subyace a esto, el cómo ser hombre. Y cómo las feministas empujan para que eso cambie. Y no es algo solo del presente. Aresti recuerda que “a lo largo de la historia, el feminismo ha desestabilizado las relaciones de género, desafiando y transformando los modelos de feminidad y masculinidad vigentes en cada momento”. Pone como ejemplo la década de 1920, cuando “las feministas rechazaron de pleno un modelo donjuanesco de masculinidad irresponsable y abusiva, exigiendo a los hombres un compromiso que estuviera a la altura del mandato maternal que las mujeres soportaban. Si ellas tenían que ser madres, ellos debían al menos cumplir su parte. Hubo entonces un intenso debate social, como existe ahora, en el que un sector defendió la hombría donjuanesca y otro reconoció la necesidad de redefinir una masculinidad que consideraban obsoleta”. “Oye, que puedes ser como quieras” Como lo es ahora la que se aferra a ese pasado en un contexto distinto y con “las expectativas de las mujeres en otro plano”, señala Aresti, la experta en el estudio de las identidades, pero “el problema de fondo es el mismo: estamos asistiendo a una lucha por definir qué es la masculinidad y en qué consiste ser un hombre. El feminismo interpela también a los hombres, que se ven abocados a tomar partido”. También los hombres jóvenes, que “están expuestos a referentes masculinos muy dispares y seguramente no es sencillo para muchos de ellos construir una identidad en medio de la incertidumbre. Por eso también es tan importante la existencia de modelos masculinos como el que representa Pedro Pascal”.“El arquetipo de Pedro Pascal, como el feminismo, supone la posibilidad de decir “oye, que puedes ser como quieras, a lo mejor no tienes que encarnar ni cumplir con ninguno de los papeles que te estamos ofreciendo como sociedad”, señala May.En John Wayne que estás en los cielos (La Moderna, 2022), Octavio Salazar, catedrático de Derecho y miembro del Comité de Expertos del EIGE (Instituto Europeo de la Igualdad de Género), dedica el primer capítulo a Don Draper, el protagonista de la serie de Mad Men que quizás sea una de las mejores antítesis (ficticia, en este caso) de Pascal, y némesis del feminismo.Don Draper, el personaje principal de la serie televisiva Mad Men, interpretado por Jon Hamm.Draper, escribe Salazar, “acumula en él las llamadas patologías de la omnipotencia, es decir, todas las consecuencias negativas que, tanto a nivel físico como emocional, muchos hombres sufren por no querer asumir del todo sus vulnerabilidades, su fragilidad, su necesidad de los otros. Por tener que responder constantemente ante los demás de lo que significa ser un hombre de verdad, un padre con autoridad, un individuo sin fisuras”. Pascal es, o es lo que se ve de él, exactamente lo contrario. Esa idea que ha imperado mucho tiempo “sobre cómo debían ser hombres y mujeres se está quedando atrás”, según Aguilera. Y, asegura, no es una moda, tiene que ver con “que el modelo familiar cultural antiguo —donde una cuida y el otro trabaja— ya no es tan funcional para nuestra época. Cada vez más se necesita que las responsabilidades afectivas y domésticas se compartan por igual. Por eso Pedro Pascal conecta tanto, representa a un tipo de hombre que antes no se mostraba: protector, emocional, imperfecto, pero comprometido”.El punto intermedioPara Octavio Salazar, en todo esto, hay un matiz. Cree que parte de la clave de Pascal es que se sitúa en un punto intermedio: “Si nos fijamos en la apariencia física, conserva parte de una virilidad tradicional que puede resultar atractiva para mujeres y hombres, y a la vez no renuncia a aparecer en una alfombra roja con elementos más propios de lo que entendemos por feminidad, o da señales, no creo que especialmente rotundas o revolucionarias, pero sí lo suficientemente amables y seductoras, para quienes están en otras claves de transformación social”. Dakota Johnson y Chris Evans posan en el estreno de ‘Materialists’ con una carita de Pedro Pascal (que no pudo asistir), en Nueva York, el 7 de junio de 2025.Associated Press/LaPresse (APN)Cree que “se mueve en ese equilibrio casi perfecto que le permite llegar a distintas generaciones de mujeres y también a mujeres en un espectro social y de compromiso con la igualdad muy distinto”. Ese análisis hace que el catedrático se plantee “si Pascal es consciente de cómo está construyendo ese personaje, y de qué manera esa construcción le está resultando rentable en esa industria del cine y de la imagen donde una de las claves está en cómo tú mismo te vendes ante los espectadores y espectadoras”. Algo que, “por cierto”, apunta Carolina Meloni, la filósofa y académica, “no podría estar dándose en una actriz: “Pedro Pascal y yo nacimos el mismo día, el 2 de abril de 1975. Como mujer que acaba de entrar en los 50, y en proceso de menopausia, estoy viviendo toda la violencia simbólica, digital y social sobre el cuerpo de una mujer ya madura que se encamina a la vejez. Ya si te dejas las canas ni te cuento. En él no se cuestiona su edad”. Él mismo ha reconocido esa cuestión. En una entrevista, hablando del furor que despierta, Pascal preguntó a la periodista: “¿Pero qué le pasa a la gente que le gusta un viejo como yo? No entiendo, ¿qué ha pasado culturalmente, cómo puede pasar todo esto? Que se enfoquen en Harry Styles”. Cuando se es un hombre cisheterosexual, afirma Meloni, “los 50 es la plenitud de su vida”. Ella piensa en actrices. Cate Blanchet (56 años), Penélope Cruz (51 años), y en “cómo han tenido que pasar por un proceso de operaciones, o tintes, o dietas o lo que sea para que no se note la edad que tienen o aparentar menos. A él no, a él lo amamos con sus arrugas, con sus canas, con su edad”. Lo ama medio mundo. Pedro Pascal: Las muchas razones por las que estamos profundamente, locamente, y sin remordimientos enamoradas de la estrella es uno de los muchos titulares que se han dedicado al actor, este, de la revista Elle en India. Coinciden todas en que ese amor por un hombre que no se ajusta al viejo cómo deben ser los hombres y que se contrapone a los nuevos hombres enfadados porque las mujeres han ido demasiado lejos, es político. Que el deseo por la vulnerabilidad y la ternura, por el cuidado, es político: es el reflejo de una necesidad de cambio en las estructuras sociales, desiguales, que han sometido históricamente a la mitad de la población, a las mujeres. Y a todas aquellas personas que no encajan con lo que el patriarcado dice que deben encajar.

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