Al momento de luz que todos esperaban sucedió de inmediato un apagón. El pasado sábado el Liverpool, errático campeón vigente de la Premier League, ganó en casa del Tottenham (1-2) un partido que se comenzó a decantar con un gol fabricado por sus dos futbolistas más aguardados y criticados, Florian Wirtz y Alexander Isak. El club desembolsó casi 290 millones de euros por ellos, una pareja que hasta ahora pasaba de puntillas por la temporada. “No tengo una respuesta sobre lo que ocurre”, había despejado la semana anterior el delantero sueco de origen eritreo. Wirtz, un mediapunta al que se rifaron los grandes de Europa tras exhibirse en el mejor Bayer Leverkusen de la historia, no había marcado en toda la campaña y apenas sumaba un par de asistencias. Isak no había logrado jugar un partido entero en el curso y aportaba apenas un gol. En el estadio del Tottenham al fin conectaron, pase del alemán y remate a la red del sueco… mientras recibía una dura entrada del zaguero Micky Van de Ven. No celebró el gol, solo se retorció de dolor. Tenía una lesión en el tobillo que incluía el peroné del pie izquierdo fracturado y acabó en el quirófano. Arne Slot, su entrenador, cree que con suerte puede reaparecer antes de que finalice la temporada.“Si haces una entrada así 10 veces lo normal es que haya lesión las 10”, lamenta Slot, que califica la acción como “imprudente”. El entrenador holandés, cuyo puesto ha estado en discusión durante las últimas semanas, había anunciado el despegue de su equipo, que transita a 10 puntos del líder Arsenal en la Premier, está fuera de los ocho primeros puestos en la Champions, inicia en enero el desafío de la Copa ante el Barnsley en tercera ronda y quedó fuera de la Copa de la Liga en octavos de final. Ni Wirtz ni Isak ofrecían el nivel esperado, aunque en el caso del sueco había atenuantes que palidecen ante los 145 millones de euros que costó su traspaso desde el Newcastle, el más caro en la historia del fútbol inglés y el más caro en todo este verano en Europa, al filo del cierre del mercado estival y tras un largo tira y afloja con el Newcastle. “Llevaba tres meses sin entrenar a un nivel serio. No hizo pretemporada y sabíamos que le iba a costar un tiempo ponerse a punto”, le disculpaba Slot.Isak no llegaba y ahora tardará en volver. Y el Liverpool necesita soluciones inmediatas. Mohamed Salah, que estuvo apartado del equipo, tiene su futuro en el club comprometido y además está en la Copa de África, donde se aguarda que Egipto prolongue su estancia hasta finales de enero. Cody Gakpo tiene una lesión muscular. El italiano Federico Chiesa apenas cuenta, así que todas las opciones atacantes del vigente campeón inglés pasan por el joven Hugo Ekitiké, que también marcó contra el Tottenham y suma ocho goles en la Premier, cinco de ellos en los tres últimos partidos.Las previsiones más optimistas sobre Isak apuntan a que podría llegar con ciertas garantías para disputar la repesca mundialista con Suecia, a la que espera una visita a Ucrania el 26 de marzo y una posible final ante Polonia o Albania. “Estaba empezando a darnos lo que esperábamos de él”, se lamenta Slot. “Nunca me había pasado algo así en mi carrera, un periodo de tan mala forma. No han sido unos meses fáciles”, deslizó el sueco durante su periodo de puesta a punto. Ahora tendrá que retrasarla mientras la lupa sigue puesta sobre un buen delantero de 26 años, que firmó 62 goles en 109 partidos con el Newcastle, pero al que los avatares del mercado no dejan de tasar con sobreprecio. Las urracas habían logrado una jugosa plusvalía por su traspaso tras pagar por él 70 millones de euros a la Real Sociedad hace ahora justo tres años. El club donostiarra había pagado ocho millones en el verano de 2019, casi la inversión efectuada por el Borussia Dortmund cuando le reclutó desde el AIK Solna dos años antes. Pero después aún llegó a un acuerdo con el club alemán para que no ejerciese una cláusula de recompra. Isak siempre pareció un buen negocio.

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