Cuenta el periodista y exportavoz de la Fundación Toro de Lidia Chapu Apaolaza (San Sebastián, 48 años) que acompañó al escritor ruso Eduard Limónov a su primera tarde de toros en Madrid, y al finalizar el festejo este le confesó estremecido y con un hilo de voz: “Me recuerda a cuando fui a la guerra por placer”. Aquella tarde en Las Ventas, el toro Santanero de Baltasar Ibán cogió al torero Román Collado en el tercio y lo ondeó como una bandera ensangrentada. Después de aquello, Limónov reveló que lo que sentía estaba por encima del gusto, que la fiesta de los toros tenía que ver con el orgullo de ser mortales y concluyó con una frase que su interlocutor aún recuerda y que reproduce en inglés por la fuerza que tiene: “This is not contemporary bullshit”. “Esto no es basura contemporánea”.Esta anécdota la narraba este sábado por la mañana Apaolaza desde la tribuna del Círculo de Labradores de Sevilla, donde pronunció un pregón taurino para anunciar la primavera de la ciudad y los días de toros que ya han comenzado. “Pregonar la feria de Sevilla en Sevilla”, dijo, “equivale a dar misa en el Vaticano; a ustedes les voy a hablar yo de la primavera…, sería como hablarle a Noé de aguas”. Aludió al escritor ruso para afirmar que “lo sobrenatural está ligado al toreo en todas sus formas. En el rito que ahora nadie entiende, por ejemplo, en la presencia de lo finito y de lo infinito sobre el mismo trozo de tierra”. “No se puede ser torero si no se cree en Dios”, añadió. “No se puede ser torero sin saber que se muere de verdad, y que de verdad se resucita en otra vida”.Recordó al maestro de San Bernardo, Pepe Luis Vázquez hijo, que falleció en el mes de julio del pasado año. “Cuando se va un torero, se rompe un espejo en el que mirarse, pero en este caso además perdió mucho la tauromaquia sevillana, que es hija de la naturalidad que tan bien representaba el desaparecido maestro al que echamos hoy de menos”, añadió.Y el pregonero recordó también a su padre, el crítico taurino Paco Apaolaza, fallecido en 1988, para explicar el paso en Sevilla del dolor de la Semana Santa a la alegría de la Resurrección, ‘Del llanto al cante’ fue el título de un texto firmado por su progenitor para explicar el milagro sevillano de la primavera.Chapu Apaolaza no citó a la plaza de La Maestranza, ni a más toreros que a Román, Morante, Curro Romero y Espartaco, los dos últimos presentes en el acto, y a Pepe Luis, y prefirió trascender en un lenguaje poético, espiritual y por momentos intrincado y misterioso sobre la vida y la muerte en el toreo y el enfrentamiento actual entre la fiesta de los toros y la corriente animalista.“Los toros son la expresión más notable, compleja y actual de nuestra cultura”, afirmó, “y eso convierte a la tauromaquia en un fenómeno intolerable por los enemigos de la civilización, y tenemos el deber de defenderla. Por la vida verdadera, por la libertad y en contra de la censura, y por la jerarquía humanista frente al animalismo que pretende que el animal manda sobre la persona. O que son lo mismo el uno que el otro”.

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