El académico y escritor Clint Smith en Maryland (Estados Unidos), en una imagen cedida. Carletta Girma“El abuelo de mi abuelo fue esclavizado”. Así comienza el académico y escritor Clint Smith (Nueva Orleans, 36 años) el epílogo de su libro El legado de la esclavitud. Cómo recuerda Estados Unidos su pasado más cruel (Capitán Swing). No queda tan lejos el parentesco, pero los poderosos han obviado ese drama humano a una velocidad vertiginosa. Smith indaga los nombres de las calles y se pregunta quién hay detrás de los monumentos de Nueva Orleans, Nueva York o Dakar para entender el origen de las desigualdades. Traficantes y políticos aparecen entre las páginas de un libro que invita a cada persona a despejar incógnitas de una historia que nunca escribieron los oprimidos. Con un presidente de Estados Unidos que ha ordenado una limpieza “ideológica” de los museos Smithsonian y una “restauración” de la historia de EE UU, el discurso de Smith se perfila más que necesario. “Me preocupa un país que, de alguna manera, se encamina hacia el fascismo, donde el poder ejecutivo intenta dictar lo que se debe enseñar y lo que no. Así es como funciona el autoritarismo. Y tenemos que luchar contra él”, declara por videoconferencia desde Maryland.Pregunta. ¿Cuánto de necesario es justo ahora un contenido como el del libro?Respuesta. Sumamente importante. Si no comprendes el impacto social, político y económico que la historia de la esclavitud tuvo durante siglos, asumirás que la razón de los diferentes niveles de riqueza, resultados de salud o académicos son por algo que va mal con las propias personas. Pero lo que el contexto te enseña es que no tiene nada que ver con ellas en sí, sino con las cosas que les han sido arrebatadas, extraídas, y las oportunidades que les han sido negadas.P. ¿Qué supone que la Administración Trump cambie el relato de la historia?R. Es profundamente inquietante. Una Administración que concibe la educación patriótica, entre comillas, como algo que ignora lo que hemos hecho mal, es moral e intelectualmente reprensible.P. ¿Cómo cree que debería ser el proceso de compensación y reparación?R. Si tienes un grupo de personas que ha sido intencionadamente, sistémicamente y estructuralmente privada de acceso a beneficios públicos básicos durante siglos, tienes que reparar el daño. Y no solo extendiendo un cheque, comprende medidas multifactoriales como compensar la discriminación y la segregación, crear proyectos de educación y también de memoria, para comprender el origen de la desigualdad.P. En su libro habla un profesor de Senegal que reflexiona sobre la idea de que el azúcar blanco conlleva la desgracia negra. ¿Cómo vincula la esclavitud al capitalismo?R. Algo en lo que pienso constantemente es que en 1860, en EE UU, los cuatro millones de personas negras esclavizadas valían más que todos los bancos, fábricas y ferrocarriles juntos. Es imposible comprender el desarrollo de la economía estadounidense como la principal superpotencia económica del mundo sin la esclavitud. Es una historia muy similar a la del colonialismo.P. Tanto la esclavitud como en el colonialismo se dan en Europa también.R. Numerosos países europeos se desarrollaron a costa de otros, principalmente africanos. Y la explotación es también por lo que gran parte de África lucha hoy contra la pobreza mientras Europa prospera.P. ¿Cómo vendría conocer más estas dinámicas para gestionar las migraciones?R. Es engañoso sugerir que la historia del colonialismo y de la explotación europea de las naciones africanas no tienen nada que ver con los patrones migratorios.P. ¿Cómo se sintió al entrar en el zulo llamado Célula de los recalcitrantes, usado para meter a los esclavos que se resistían a ser traficados en la isla de Gorea, en Dakar?R. Estar en el mismo lugar en el que pudieron haber estado capturados mis ancestros es una experiencia conmovedora y poderosa. Somos descendientes de africanos, pero no podemos saber de qué comunidad provienen. No sé si mi familia es de Ghana, Senegal, Gambia, Mauritania o Togo, simplemente no hay manera de conocer esa información y, desde luego, de poder rastrearla hasta una comunidad en esa zona. Esa experiencia es lo más cerca posible que puedo estar de nuestro pasado.P. ¿Cómo se siente al ser descendiente de una familia esclavizada?R. Muy orgulloso de provenir de personas que superaron más de lo que nunca habría imaginado. Lucharon por la libertad, por la emancipación, por la liberación. Y la gran mayoría de ellas nunca tuvieron la oportunidad de disfrutar de esto, pero lucharon de todos modos porque sabían que algún día alguien lo haría. Y pienso que mi vida y la de mis hijos solo es posible gracias a ellos. Esto me hace pensar en mi responsabilidad: Intentar construir un mundo mejor, crear más oportunidades para mi gente, mi comunidad.P. El libro es como una invitación a que cada persona se pregunte y se plantee quién hay detrás de cada monumento o calle. ¿Fue esa la intención?R. Absolutamente. Pretende ser una invitación, no una conferencia ni una a especie de condena. Este libro empezó porque crecí en Nueva Orleans, en la ciudad clave de la trata de esclavos, y soy descendiente de personas esclavizadas. Y, sin embargo, me di cuenta de que no entendía la historia de la esclavitud de manera que fuera proporcional al impacto y el legado que dejó en este país. Este libro fue un deseo y una oportunidad de aprender por mi cuenta todo lo que desearía que me hubieran enseñado mientras crecía.

Clint Smith, escritor: “Es imposible entender la economía de EE UU sin la esclavitud” | Cultura
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