Alain Aspect aprendió física cuántica “de verdad” en Camerún. No en la École Normale Supérieure de París, sino durante su servicio civil en África, leyendo un libro de Claude Cohen-Tannoudji mientras daba clases de física. Aquella obra —“que revolucionó la enseñanza de la física cuántica”, explica— le cambió la vida. Décadas después, Aspect demostró experimentalmente algo que la mayoría de físicos consideraban ciencia ficción: el entrelazamiento cuántico, ese fenómeno que Albert Einstein llamaba “acción fantasmal” y que no se creía. Es tan contraintuintivo que aún hoy cuesta creerlo: dos partículas están conectadas de una manera que la física clásica no puede explicar, y lo que le pasa a una afecta instantáneamente a la otra, aunque las separen kilómetros. Los experimentos de Aspect, en 1982, zanjaron un debate de medio siglo entre dos de los físicos más relevantes de la historia, Albert Einstein y Niels Bohr, y abrieron la puerta a la segunda revolución cuántica: ordenadores, criptografía y tecnologías que hoy mueven miles de millones de euros.El 4 de octubre de 2022, la Real Academia de las Ciencias de Suecia concedió a Aspect el Premio Nobel de Física junto a John Clauser y Anton Zeilinger como “pioneros de la ciencia de la información cuántica”. Aspect, nacido en Agen (Francia) hace 78 años, acaba de publicar Si Einstein lo hubiera sabido (Debate), un recorrido histórico del apasionante debate de la física cuántica desde Max Planck hasta el Nobel de 2022, pasando por las disputas entre Einstein y Bohr y el “fundamental” trabajo de John Stewart Bell en los años 60. En esta conversación con EL PAÍS por videoconferencia, que tiene lugar unos días después de que Aspect regrese de Estocolmo de las celebraciones del Nobel, habla de física y físicos, del genio de Albert Einstein, de los límites de la tecnología cuántica y su nueva afición: la magia. “Es como la física”, explica. “Hago algo que es realmente increíble, pero hay una explicación para ello”.Pregunta. El título de su libro es provocador: Si Einstein lo hubiera sabido. ¿Qué habría cambiado en la física del siglo XX si Einstein hubiera vivido para ver sus experimentos de 1982?Respuesta. Nada habría cambiado en el mundo. Pero hubiera sido interesante conocer la reacción de Einstein; era tan inteligente que habría tenido que reconocer los resultados y reaccionar. Así que intento imaginarme cómo habría reaccionado. P. ¿Y cómo lo habría hecho?R. Creo que se habría dado cuenta de que tenía que abandonar [una de sus posturas]: el realismo o la localidad [o bien las partículas no tienen propiedades definidas hasta que las observamos, o existen conexiones instantáneas entre ellas sin importar la distancia]. Y creo que era tan fiel al realismo que lo habría mantenido.P. Usted dice que Bohr gana desde cierto punto de vista, pero Einstein detectó “algo extraordinario”. ¿Puede explicar en qué sentido ambos tenían razón?R. Es interesante desde el punto de vista histórico que haya habido dos debates. Einstein se equivocó en 1927, en la reunión de Solvay. Pero en 1935, como usted dice, se puede defender el punto de vista de Bohr. Todo depende de tu posición epistemológica sobre lo que es la realidad física. Si adoptas el punto de vista de Bohr de que la realidad física de un objeto no puede definirse sin decir cómo observas esa realidad, Bohr te convence. Pero si lo ves como Einstein, que dice que la realidad física es intrínseca al objeto, no necesitas definir cómo lo observas. Treinta años después, John Bell demostró que, si te tomas en serio el punto de vista de Einstein, estás en contradicción con la física cuántica. P. En 1982 usted demostró experimentalmente el entrelazamiento cuántico, pero cuenta que muchos físicos no estaban interesados en ello. ¿Por qué?R. Los físicos habían oído que había habido un debate entre Einstein y Bohr y pensaron que se había zanjado con que Bohr tenía razón. Incluso alguien como Richard Feynman, uno de los más grandes físicos de la segunda parte del siglo XX, terminó reconociendo: “Vaya, tal vez subestimé el entrelazamiento”. Y entonces comienzan con las primeras ideas sobre la computación cuántica.P. Usted pasó ocho años trabajando en sus experimentos. ¿Cómo fue cuando, finalmente, obtuvo los resultados?R. Nos habíamos preparado para ello durante mucho tiempo. Cada detalle y cada pequeño punto tenía que ser resuelto antes de hacer el experimento final. Y una vez que todo estuvo ahí, funcionó y obtuve un resultado, pensé: “Vaya, lo logré”.Alain Aspect, en una charla que dio en Palaiseau (Francia), el día que le dieron el Nobel, en 2022. BENOIT TESSIER (Reuters/ContactoPhoto)P. ¿Se dio cuenta entonces de que su descubrimiento valdría un Premio Nobel?R. No, no, absolutamente no. Cuando dejé de pensar en ello y dejé de aceptar invitaciones sobre el tema, pasé a otra cosa. Cuando empecé, en 1974, todo el mundo me decía que lo que hacía no tenía ningún interés. Luego hice mi experimento y me decían: “Oh, es muy interesante, finalmente resolviste el debate entre Bohr y Einstein”. Y bien, resolví el debate entre Bohr y Einstein, punto. No tenía ni idea de que pudiera ser útil para algo. El primer indicio de que podía ser así lo tuve sobre 1990, cuando Arthur Ekert, un joven estudiante, se me acercó y me dijo: “¿Sabes que con fotones entrelazados se puede hacer criptografía cuántica?”. Entonces dije: “Guau”. Pero hasta ese momento, para mí, todo había terminado. Había zanjado el debate entre Bohr y Einstein, y ya está. Nunca imaginé en absoluto que eso pudiera llevarme al Premio Nobel.P. Menciona a Richard Feynman. ¿Llegó a conocerlo?R. Sí. En 1984, di una charla en Caltech y Feynman estaba sentado en primera fila. Hay personas que estaban en la sala y esperaban que Feynman me atacara [risas]. Y no, en absoluto. Era extremadamente amable. Porque en ese momento había entendido que el entrelazamiento era interesante. Hizo comentarios sumamente positivos. Me llevó a su oficina, conversamos durante una hora y luego me envió una carta. Aún la conservo.P. El físico español Juan Ignacio Cirac, que prologa su libro, conversó hace unos días con EL PAÍS y nos dijo que hay “una gran burbuja” en computación cuántica. ¿Está de acuerdo?R. Sí, hay demasiado bombo publicitario. No quiere decir que no sea interesante. Pero el problema son los comunicados de prensa de las empresas y de las universidades. Por lo general, los científicos son razonables. Pero los equipos de comunicación exageran.P. ¿Qué podrá hacer un ordenador cuántico que un ordenador clásico nunca podrá hacer?R. Es muy difícil de decir. Estoy seguro de que hay algunas aplicaciones que se utilizarán. Por ejemplo, la criptografía cuántica. También tenemos ordenadores cuánticos que dan los primeros resultados interesantes, pero aún no estamos en una etapa en la que podamos decir: “Es un mundo totalmente nuevo”. ¿Cambiarán la sociedad? No tengo ni idea. Pero estoy profundamente convencido de que tendremos una respuesta en los próximos años. Espero que sí, porque ya no soy tan joven y me gustaría verlo.P. Cirac cuenta en el prólogo de su libro que usted también es mago… R. Oh, bueno, esto es solo por placer. Pero, en cierto sentido, sí es como la física. Lo que hago es increíble, pero hay una explicación para ello. En la física ocurre lo mismo. Hay algo en la naturaleza que es increíble, pero hay una explicación. Y puedo llevar la comparación un poco más lejos. En la física natural, las personas que pueden tener acceso a la explicación son expertos, personas que ya conocen la teoría y todo lo demás. En realidad, el público en general no tiene acceso real a la explicación. Lo mismo pasa con los magos. Por eso me gusta. Es divertido.P. ¿Qué opina del problema que hay en algunos países, como Estados Unidos, con grandes ataques a la ciencia que vienen de diferentes grupos de presión y políticos?R. Es terrible. Pero mi punto de vista cuando doy charlas es que si algunas personas piensan que la Tierra es plana, está bien, se les permite tener esa opinión. Pero no me interesan, no puedo convencerlos. Y luego están las personas que aman la ciencia y están felices de venir a mi charla porque aumenta su placer. Y en el medio están todas las personas que a veces dudan. Esas son a las que intento mantener en el lado correcto. Son por las que hago el esfuerzo.P. Después de zanjar uno de los mayores de debates de la física, y ganar un Nobel, ¿aún hay preguntas sin respuesta que le quiten el sueño?R. Sí, sí, claro. Mi mayor duda es cómo de grande puede ser un objeto y seguir siendo cuántico. Ahora hay ordenadores cuánticos con miles de qubits. Pero, ¿podemos tener millones? ¿Podemos tener miles de millones y aun así controlar los errores? Yo bromeo sobre esto. Si en algún momento descubrimos que no podemos tener un ordenador cuántico de ese tamaño, estaré muy contento porque soy físico y habremos aprendido algo. Y si no hay límite, si podemos construir un ordenador cuántico, también lo estaré porque soy cofundador de una start-up dedicada a la computación cuántica [Pascal]. Así que ambas opciones. Soy una persona optimista.

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