La educación no es una preparación para la vida, sino la vida misma, afirmaba ya a finales del siglo XIX el filósofo y pedagogo John Dewey, desde una visión orgánica de la vida social. El conocimiento y el aprendizaje son procesos sociales e históricos. 2 Surgen así iniciativas pedagógicas para activar la atención, crear escenarios favorables al placer de aprender —pasar del deseo de saber al deseo de aprender—, a la práctica de la solidaridad y a la construcción de lo común. Intuyen que, sin un análisis situado, activo y comprometido, la formación de los más jóvenes no alcanza toda su riqueza.Las historias de vida como práctica educativa transformadoraUno de estos espacios de resistencia es la red impulsora del proyecto pedagógico Historias de vida, activa desde el 2017. En ella participan quince centros de educación primaria, secundaria, formación profesional y universitaria, junto con personas y profesionales del contexto sociocultural y administrativo de cada comunidad. Cartelería de varios de los encuentros de la red ‘Historias de vida’.Volver la mirada hacia las raíces familiares, analizarlas colectivamente en diálogo con el contexto sociopolítico y económico y aprender de los relatos biográficos permite a los estudiantes comprender el peso de lo heredado y de la memoria como referentes en sus comportamientos. Así lo defiende Carmen Miguel Vicente, profesora de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid y coordinadora de este proyecto.Una alumna de cuarto curso de la ESO del IES Gerardo Diego (Pozuelo de Alarcón) transcribe, en el informe que presenta en clase, el siguiente relato de su abuela: —“Me hubiese gustado haber sido arqueo loga. Sí, me encantaba todo lo de Arqueología. Pero claro, entonces no había universidad en Huelva, y no había dinero para ir a estudiar a otro sitio… Entonces no había dinero. Todo estaba mucho más restringido, digamos. Sí, nada más que los ricos podían ir a la universidad, la gente que tenía mucho dinero“.Otra estudiante, en este caso del IES Cañada Real, de Valmojado (Toledo), escribe sobre la biografía de su abuelo: —“Su primer trabajo fue cavando olivas, a la edad de 8 años. Siempre iba acompañado de un chico que le ayudaba en el trabajo bajo las órdenes de su jefe. Ganaban medio pan diario y dieciséis pesetas para los dos; tocaban a ocho pesetas cada uno. Recuerda varios trabajos a lo largo de su adolescencia, como, por ejemplo, de guarda y cuidador en una finca de animales y en la construcción”.Más allá de la posibilidad que ofrece de desmontar concepciones falsas e interesadas sobre la historia reciente, el vínculo emocional con familiares de generaciones anteriores permite escuchar con atención —y otorgar verdadero valor— a las vivencias, ideas y comportamientos evocados ante las preguntas. Es una forma de acceder a su pasado más próximo y de contar con referencias significativas, resistentes a discursos interesados que alimentan la ignorancia.David Díaz Fernández, profesor de Historia del IES La Fortuna, en Leganés, nos explica: —“Llevarlo al aula supone que el estudiante tiene, en su entorno, la fuente: la forma de investigar sobre el pasado, y sobre su pasado. Con ello, empieza a valorar —o a aprender— Historia de otra manera. Apreciar que esa generación, en breve, se marchara… y que la forma de dejarlo escrito es la permanencia”. Abrir nuestra admiración y escucha a sus recuerdos y a las emociones que los acompañan les ayuda a situar a sus mayores en un lugar más apropiado: de respeto, agradecimiento y dignidad.Una alumna de cuarto de la ESO recoge en su informe el testimonio de su abuela: —“Me gusta mucho estudiar. Me gustaba mucho aprender’. Una amiga me dijo: ‘Ay, pero tu hija Lola, ¿va a seguir estudiando?’. Y yo digo: ‘Sí’. Y me soltó: ‘Pues eso es una tontería, porque una carrera en una mujer es un dinero perdido’. Y yo… yo… me hizo tanta gracia que le dije: ‘Pues mira, si mi hija pierde el dinero por estudiar un poco más, que pierda todo cuanto tengo, que yo quiero que mi hija se prepare, que es la riqueza más grande que puedes tener”.Momentos de las presentaciones de los IES Gerardo Diego de Pozuelo de Alarcón y La Fortuna de Leganés en los encuentros anuales de la red de ‘Historias de Vida’.Red ‘Historias de vida’Durante el VIII Encuentro de la Red de Historias de Vida, celebrado en la Facultad de Trabajo Social, se compartieron fragmentos de las conversaciones grabadas:—“Luche mucho contra el machismo. Y sigo luchando, porque esta muy arraigado todavía y queda. Pues mira, empecé a trabajar muy pronto. Ya casada y con las niñas pequeñas, seguí buscándome la vida. Mi marido me decía: ‘No, no tienes por que’. Y a ver, yo tenía que llegar a fin de mes (…) y él ahí, haciendo la función, lo que ya dije, de machismo, de querer proteger. Para mí eso no era una forma de protección. Luche mucho, y sigo luchando”.Estas voces, humildes pero poderosas, ratifican la idea de que educar es también reconstruir la memoria, tejer identidad y abrir espacios de sentido compartido. Escuchar, narrar y reconocer esas historias no es una actividad complementaria: es una forma esencial de avanzar hacia la configuración de la escuela como espacio verdaderamente democrático.Educar con memoria: vidas que enseñan historiaLas historias de vida no son relatos objetivos de hechos, sino vivencias significadas por quienes las protagonizan. La posibilidad de ser analizadas y confrontadas les otorga un profundo valor formativo. La práctica educativa no es un ejercicio aséptico: es una tarea social con voluntad transformadora. Más allá de los aspectos didácticos, la educación es un espacio de transformación social que debe capacitar para revisar lo que creemos saber.En palabras de David Díaz: —“Como docente, creo que el proyecto de historias de vida se relaciona directamente con la enseñanza de la materia de Historia. Habitualmente, los grandes relatos de la Historia que aparecen en los libros de texto y se trabajan en las clases se vinculan a los grandes personajes y a los grandes acontecimientos. Se olvidan elementos de la vida cotidiana, como si la Historia no fuera también el conjunto de las vidas de cientos de ciudadanos de una época”.Nuestro trabajo debe consistir en reemplazar la satisfacción del saber por la satisfacción de la búsqueda de la verdad y eso, en una democracia, es esencial, porque lo que constituye una democracia, en el sentido filosófico del término, es que nadie tiene la verdad y que la buscamos juntos, afirma el investigador y ensayista francés Philippe Meirieu.Este enfoque obliga a incluir en la enseñanza cuestiones controvertidas, que deben hacerse visibles y trabajarse en profundidad. Para lograrlo, se necesita apoyo experto e intercambio profesional. Eso es, precisamente, lo que aporta la red de Historias de vida.Del relato íntimo al aprendizaje compartidoParticipan de un formato inicial que guía el desarrollo del proyecto. De manera sintética, todo comienza con un primer contacto entre profesionales de la red y docentes de nuevos centros, donde se comparten visiones y finalidades formativas. A partir de ahí , se organizan las primeras sesiones de trabajo: espacios de explicación, día logo y motivación, dirigidos al alumnado del nuevo centro, conducidos por estudiantes de la asignatura Intermediación Laboral del Grado en Trabajo Social. En las sesiones iniciales, más allá de informar sobre el enfoque de intervención social, se introduce el sentido de las historias de vida: su propósito, su desarrollo, el adecuado uso de técnicas como la entrevista y otras consideraciones de procedimiento y actitud.Es entonces cuando los grupos de estudiantes, junto a sus docentes, planifican la puesta en práctica. En la mayoría de los casos, incorporan la realización de una entrevista extensa a familiares de generaciones anteriores; los abuelos suelen ser la opción preferida. También contemplan la posibilidad de entrevistar a personas migrantes, o a familiares que en algún momento lo fueron —una condición que muchos estudiantes desconocen—. Esta es la opción adoptada por Nuria del Álamo, profesora de la asignatura de Inmigración y Servicios Sociales en la Universidad de Salamanca, institución que forma parte de la red. —Otra modalidad es la descrita por David Díaz: “A los alumnos que vienen de un proceso migratorio familiar relacionado con el exterior, se les invita a que tomen como protagonistas a sus padres. Las preguntas se centran en la realidad dura del padre o la madre desde Latinoamérica o África. Eso acerca a un mundo mas próximo y da valor a las circunstancias personales actuales”.Estudiantes del IES La Fortuna durante su presentación en el VIII Encuentro ‘Historias de Vida’, 24 de abril de 2025.En clase se abre un debate sobre preguntas a plantear: que decisiones relevantes marcaron la vida del entrevistado, que sentido adquieren una vez pasado el tiempo. También otras de mayor calado: que echaban en falta, cuáles fueron los momentos más difíciles, de que decisiones se sienten más orgullosos. Se trata, también, de avivar recuerdos vinculados al marco de acontecimientos, creencias, costumbres e ideas sociales y polí ticas del momento.En una de las historias de vida del IES Cañada Real, de Valmojado (Toledo), dentro del proyecto coordinado por la profesora María Garrido, una estudiante escribe sobre su abuelo:—“Tiene varios recuerdos de su infancia, pero el que más le marco, sin duda, fue la Guerra Civil, cuando tenía seis años. Apenas conoció a su padre; tiene muy pocos recuerdos de él, pero sí recuerda cómo varias veces en plena guerra, su padre lo cargaba en la espalda para llevarlo a las cuevas del campo para protegerlo, a él y a sus hermanos, de las bombas que tiraban los aviones”.Deben procurarse las mejores condiciones de espacio, tiempo y confianza para realizar las entrevistas. La empatía y el deseo de compartir vivencias personales son una constante.Algunas veces, con la autorización de los abuelos, graban en audio las preguntas y respuestas, cuidando no perder intimidad. En otras ocasiones optan por encuentros grupales: visitan centros de mayores o invitan a familiares para grabar un podcast en la emisora del centro.Estudiantes entrevistando a usuarios del Centro de Mayores de Valdemoro.En el IES La Fortuna los sitúan como las figuras protagonistas del aula: “Hemos hecho entrevistas en común; los hemos convertido en los artífices de las sesiones. El proceso natural es la escucha; nosotros no los hemos mediatizado con una grabadora cerca o un vídeo. Los hemos hecho protagonistas de su historia. Les hemos dado valor personal, algo que desconocían. Los hemos traído de nuevo al aula, un lugar olvidado después de aprender las cuatro reglas. Uno de los entrevistados decía que tenía la sensación de solo haber nacido para trabajar, desde que lo mandaron a criar vacas con ocho años”.Cada estudiante, con la documentación recogida, elabora un facsímil, a modo de informe ilustrado, con un título elocuente, en el que incluye fotografías de momentos importantes de la vida del entrevistado, costumbres y tradiciones populares, objetos de recuerdo, etc. En ocasiones, optan por elaborar una autobiografía del familiar, escrita en primera persona, o por editar clips de audio o vídeo con fragmentos de la entrevista y comentarios previos o posteriores. Todo este material, cuidadosamente organizado, se entrega a los entrevistados como muestra de reconocimiento y agradecimiento por su colaboración.Una vez finalizadas las entrevistas, los estudiantes recaban autorización para el uso escolar del material recopilado. Con él, y los aprendizajes conseguidos, elaboran el informe final que presentan en clase. A continuación, ponen en marcha un día logo colectivo en torno a los relatos: modos de estar en el mundo, coincidencias, discrepancias argumentativas, aprendizajes emergentes. La puesta en común se convierte en un momento intenso, donde se entrelazan información significativa, emociones compartidas y referencias personales.Silvia Cabrera, profesora del IES Camilo José Cela (Pozuelo de Alarcón), relata su experiencia:—“Hace tres años tenía alumnos de segundo de bachillerato y pequeños de primero de la ESO. Este último grupo no se mostraba motivado por la asignatura de Inglés que yo impartía. Decidí llevar a cabo el proyecto con ellos, y fue todo un éxito. La propuesta y su desarrollo les atraparon, incluso cuando les aclare que no influiría en la nota de Inglés. (…) El grupo, poco a poco, fue consolidándose en torno a un propósito común. Todos podían participar con sus historias, todos tenían algo que contar y todos se sentían parte del grupo“.Tejer comunidad: memoria, escuela y transformaciónEste material compone el fondo documental que permite avanzar en una formación más situada, integral y crítica. En algunos centros —como el Instituto San Juan de la Cruz, de Pozuelo de Alarcón—, las historias de vida se encuadernan y depositan, para disfrute y lectura de toda la comunidad, en las estanterías de la biblioteca, bajo el rótulo: El rincón de las historias de la vida. Fragmentos de memoria decoran las paredes e invitan a la lectura. El ‘Rincón de Historias de Vida’ en la biblioteca.Tomar conciencia de las decisiones adoptadas por las generaciones anteriores —y debatir sus fundamentos e ticos, culturales, ideológicos o políticos— no debilita el conocimiento: lo enriquece. Es, de hecho, la forma más honesta, rigurosa y comprometida de hacerlo.María Eugenia Lara, profesora de Griego, Latín y Lengua Castellana y Literatura en el IES Gerardo Diego, de Pozuelo de Alarcón, manifiesta: —“Una de las experiencias más enriquecedoras que recuerdo fue la de un grupo de apenas quince alumnos cuyas abuelas representaban ocho nacionalidades diferentes y pertenecían, además, a grupos sociales y culturales muy diversos. Muchas de estas mujeres habían tenido experiencias vitales muy duras —en tiempos de guerra o posguerra, o bien habían migrado a España en condiciones difíciles—, que, leí das en primera persona en la clase, constituían una auténtica clase magistral de vida”.Durante todo el proceso, cuentan con el acompañamiento de futuros profesionales del Trabajo Social, mientras que el profesorado dispone del apoyo metodológico y experiencial de la red del proyecto.Ponentes y asistentes al VIII Encuentro ‘Historias de Vida’, celebrado el 24 de abril de 2025.Red ‘Historias de vida’Al finalizar cada curso, celebran un encuentro en el que estudiantes y docentes comparten fragmentos de las historias de vida e interrogantes que les han ido surgiendo a lo largo del proceso, dejando constancia de los aprendizajes que han jalonado un recorrido escolar con sentido, memoria y vínculo.Paula Cava Díaz, en representación de los estudiantes del Grado de Trabajo Social de la UCM que habían impulsado el proyecto, intervino como ponente en el momento final del VIII Encuentro:—“El Proyecto de ‘Historias de Vida’ nos brinda la oportunidad de poner en cuestión los relatos dominantes que suelen dejar fuera a las personas anónimas, aquellas que también han hecho historia desde lo cotidiano. Este enfoque da luz a esas experiencias aparentemente pequeñas, pero profundamente significativas, que han construido el tejido social. En este contexto, cobra especial relevancia el papel de mujeres como mi abuela, mujeres que, sin grandes reconocimientos, han sido el pilar de sus familias, han cuidado la tierra y han sostenido comunidades. Es imprescindible recuperar y dar valor a sus voces, muchas veces silenciadas”.Son frecuentes las noticias que advierten sobre la desvinculación de los jóvenes respecto a vivencias culturales y familiares cercanas en el tiempo. Este alejamiento preocupa a docentes y a la ciudadanía, al observarse actitudes contrarias a los avances en derechos de la mujer, en discursos que banalizan aciagos episodios de nuestra historia reciente y en expresiones de desprecio hacia las personas migrantes.El lenguaje reaccionario, antifeminista y antiinmigrante gana espacio entre los jóvenes. Algunas instituciones escolares se muestran incapaces de abordar la situación; otras no se dan por aludidas. Su atención sigue centrada en la transmisión de contenidos académicos que se presumen ‘neutrales‘, ajenos a los avatares de la historia, sin abordar específicamente la comprensión crítica de los procesos históricos que han dado forma a esos saberes. La tozuda realidad deja en evidencia lo arriesgado de estas actitudes y sus consecuencias en la formación de los estudiantes.

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