Tres pisos enteros. Hasta el propio Richard McGuire confiesa que se quedó fascinado. Lo más antiguo que se exponía era una estatuilla de madera, que hizo cuando tenía siete años. Lo ultimísimo aún está en desarrollo, ahora que roza los 70. Él los considera “dibujos musicales”, páginas de un venidero libro, de momento titulado Listen (Escucha). Entre medias, hubo música punk, ilustración, literatura infantil, esculturas, portadas de revistas como The New Yorker, cine, animación, juguetes o arte urbano. El público pudo ver, escuchar, tocar. Y, cabe suponer, asombrarse ante una carrera de seis décadas e infinitos caminos. “Un creador que ha vivido 1.000 vidas artísticas”, resumía la comisaria Anette Gehrig, en el vídeo que presentaba la mayor retrospectiva dedicada al autor, en 2024 en el Cartoonmuseum de Basel, en Suiza. Por supuesto, también se mostraron láminas originales de Aquí, la novela gráfica que cambió la historia de McGuire, del cómic e incluso de unos cuantos seguidores que le juraron amor eterno allá por 2014. Chris Ware, otro dibujante celebérrimo, afirmó que cada cual recordaría el momento exacto en que empezara a leerla.Más informaciónY eso que McGuire (Nueva Jersey, 68 años) sigue sin considerarse un historietista. “Nunca he tenido una fórmula. Siento que mi trabajo se guía por las ideas. Obviamente, también hago tebeos. Pero la mayoría de autores de cómics crea su propio mundo y yo no lo considero tan relevante, igual que tener mi estilo. Mi estilo son las ideas”, aseguraba el pasado jueves en Madrid. Justo antes de inaugurar la primera Feria del Cómic de la ciudad, en otra muestra de su impacto: a la búsqueda de un nombre prestigioso para su arranque, el evento apostó por el responsable de la “icónica” Aquí, recientemente reeditada por Salamandra Graphic y adaptada al cine por Robert Zemeckis. De ahí que la entrevista con el autor abordara su pieza más famosa, pero también las múltiples facetas de un talento inabarcable. Salvo, quizás, dedicándole tres pisos de un museo.De alguna manera, su obra maestra encierra parte de la esencia del autor. Aquí nunca se mueve de un encuadre fijo: las viñetas retratan una y otra vez un rincón concreto. No paran, sin embargo, de viajar por el tiempo, la historia y la fantasía, para imaginar todo lo que pudo suceder allí. El mismo punto donde se asentaba un bisonte en el 10.000 antes de Cristo presenció una tala de árboles en 1763, terminó convertido en el salón de una casa a principios del siglo XX, donde una familia ve la televisión en 1999. El propio McGuire siempre ha mantenido algunos puntos de partida: minimalismo, objetos y referencias cotidianas, musicalidad. Sin embargo, los ha llevado adonde quisiera, ya fuera un relato de amor conceptual entre Popeye y Olivia, el cuento infantil de una naranja (que Salamandra Graphic tiene previsto publicar pronto en español), portadas de discos de su banda, Liquid Liquid, o un juego de cartas. El catálogo de la muestra en Basel, de hecho, evocaba Aquí: colocaba cerca obras de fechas muy distintas para subrayar los elementos de contacto. “En cuanto tengo la idea, visualizo el proyecto entero. Es un clásico. Y entonces percibo que sé cómo hacerlo”, explica él.La de Popeye y Olivia, por ejemplo, le vino durante un fin de semana de retiro entre silencio y ejercicios de caligrafía en un monasterio. Su creación más famosa, en cambio, surgió de una mezcla: las palabras que le escuchó al autor de Maus, Art Spiegelman (”Los cómics son diagramas narrativos”); el merecido descanso tras una mudanza, cuando de pronto pensó en quién habría ocupado antes ese cuarto; y un amigo que le enseñó entusiasta el ordenador que acababa de comprarse. “Me mostró [una de las primeras versiones del programa informático] Windows. Y en cuanto empezaron a aparecer muchas ventanas pensé que hacía podía mostrar distintos momentos en el tiempo”, recuerda. Era 1989 y McGuire plasmó todo aquello en seis páginas: la primera versión de Aquí.Una de las viñetas que forma parte de ‘Aquí’, de Richard McGuire.RANDOM HOUSEAntes, había un joven apasionado de arte, bajista del grupo punk Liquid Liquid, que volcaba su impulso gráfico en las carátulas de los álbumes de la banda o en piezas de creación urbana. Después, empezó a escribirse una leyenda del cómic. Aunque tardó más de 20 años en rematarse. McGuire siempre quiso ampliar la obra hasta convertirla en libro. Sabía que debía emplear un estilo “simple, realista”, para no enredar algo que ya veía bastante complejo. Estaba tan seguro que firmó un contrato editorial para sacarla adelante, sin tener apenas nada. Sin embargo, vida y dudas alargaron el proceso. McGuire se fue a París a dirigir películas de animación, fue dando pasos adelante y atrás, empezando y parando, andando muchas rutas, igual que el propio cómic. Pero nunca llegaba a la meta. Mientras, a veces se encontraba “aterrado”.Hasta que fue seleccionado para una residencia de una biblioteca pública de Nueva York. “Nunca pensé que me escogerían. De repente, me dieron un despacho, dinero, estaba rodeado de escritores serios y obligado a presentar mi trabajo a los demás. Sentí que debía probarme a mí mismo”, rememora. Dudaba, eso sí, de que el público pudiera conectar con un libro sin más protagonistas que el espacio.Cuando un reportero de The New York Times le dijo que Aquí le había emocionado, por primera vez sintió que alguien “objetivo”, no de su entorno, apreciaba ese cómic. Vinieron millones más. “Creo que, de cierta manera, cualquiera se ve en él. La gente lo ve como un álbum de fotos, lo relacionan con criarse en sus propias familias. Entiendo que por eso resulta conmovedor”, valora McGuire. Una compañía de teatro en un islote noruego, desarrolladores de realidad virtual en Reino Unido o un cineasta como Zemeckis figuran entre los que han adaptado la novela gráfica. También circuló el guion para una serie, con cambios de género y encuadre, pero el director lo descartó, optando por imitar la obra original y no mover nunca la cámara.Una imagen de ‘Aquí’, película de Robert Zemeckis que adapta el cómic homónimo de Richard McGuire.McGuire, en todo caso, se sigue asombrando de tanto éxito. Hasta que no se anunció el fichaje de Tom Hanks estuvo convencido de que el filme nunca saldría adelante. Suele verlo como si hubiera compuesto una canción que muchos están versionando. Suyo, al fin y al cabo, era el tema musical de Liquid Liquid Cavern, que otros grupos cogieron como inspiración y White Lines, de Grandmaster Flash y Melle Mel, copiaba tanto que hizo falta un acuerdo extrajudicial. “Has creado algo indefinidamente expandible”, le reconoció hace poco sobre Aquí una amiga.Su propio universo continúa ampliándose. Todavía edita y retoca música, prepara esculturas y, sobre todo, un nuevo libro, a la vez “opuesto y buen compañero” de Aquí. “Será parecido de tamaño, y en cuanto a la relación con el tiempo. Pero mostrará todo lo que sucede por el mundo, o en el espacio, en tan solo un minuto”, describe. Una vez más, varios impulsos se aliaron hasta forjar la idea central: a sus reflexiones musicales y diagramas sonoros que andaba dibujando se sumó la presión por la promoción de la película de Zemeckis. “Me desperté en medio de la noche pensando: ‘¡Dios, ahora me van a preguntar por mi próximo proyecto! ¡Deberías sacar el libro!”, cuenta McGuire. Sus editores también lo agradecerán. Aunque Salamandra Graphic se fía tanto que ya compró Listen hace cuatro años, sin haber visto ni una sola página.El dibujante de cómic Richard McGuire contesta a una pregunta durante una entrevista en Madrid.Andrea ComasEse es el estatus de McGuire. “Sigo sintiendo una conexión con el muchacho que era. Aunque ya no tengo que luchar tanto, para ganar dinero, contra mis inseguridades, por obtener oportunidades. Ahora me siento como un niño que juega”, relata. “Va todo bien”, parece cerrar. “Salvo que el mundo se está acabando”, agrega. Inevitable, pues, plantearle una última pregunta.El autor dice que está realmente preocupado por las políticas del presidente de EE UU, Donald Trump, que teme por el futuro de su querida revista The New Yorker, de los artistas en general y el suyo propio: “Todas estas oportunidades que ahora tenemos pueden desaparecer”. Cuenta que, de vez en cuando, contacta con unos amigos que viven en Canadá, para que le tengan en cuenta si necesitara una salida. Luego se ríe, pero no del todo. Y cita a los creadores que huyeron de la Alemania que iba abrazando el totalitarismo: “Es terrorífico. No sé qué puede pasar”. Ya lo veremos. De momento, estamos aquí.

Richard McGuire, el artista que diseña sonidos, esculpe juguetes y cambió la historia del cómic | Cultura
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